SALMO 143:10
Muchas
veces, Iglesia, creemos estar haciendo
bien las cosas, sin tener en cuenta o,
preguntarnos, si es la voluntad de Dios. Decimos estar seguros de lo que
hacemos, pero se nos hace difícil dejar las ligaduras que nos rodean, seguir a Cristo, y hacer la voluntad de Dios. (Romanos
12:2).
A
la Iglesia, a muchos de nosotros, lamentablemente, nos cuesta trabajo hacer la
voluntad de Dios; seguirla; aceptarla como cristianos y, es que cuando ya eres
conocedor del evangelio, cuando ya estás en los caminos del Señor, debes contar
con la gracia. Ya no es nuestra
voluntad, si no la de nuestro Padre Celestial. Recordemos que Jesús, su hijo, le dijo: ”hágase tu voluntad”
Pero,
humanamente, no lo vemos de esa manera. Entonces empezamos a probar al Señor de
mil formas, de mil maneras. ¡Ah!, pero cuando vemos que realmente es así como
El quiere, nos quedamos firmes, ¿verdad iglesia? (1 Juan 5:14).
¿A
quién engañamos? ¡¡Pues a nosotros mismos!! Porque Dios quiere lo mejor para
sus hijos, ya no debemos hacer lo que nos parezca, no Iglesia. (Marcos,
3:35)
Al
señor, a Dios, le agrada la obediencia, El se place en que seamos obedientes,
que caminemos bajo su voluntad.
Leamos
en el libro de los Salmos 143:10: “enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres
mi Dios, tu buen espíritu me guie a tierra de rectitud” Meditemos en cada palabra de ese versículo. Como ese,
hay muchos más en donde Dios nos hace ver, cual es la voluntad para cada uno de
nosotros. Hermano(a), por eso muchas veces nos pasa lo que nos pasa, por desobedientes,
porque ¡¡cómo nos cuesta trabajo
aceptar!!
¿Sabes cómo descubrir la voluntad de Dios? Veamos Romanos 13:8-14. Leemos perfectamente
lo que dice su palabra pero, ¿realmente lo cumplimos? ¿Abandonar el viejo
hombre, dejar de vivir bajo la carne?
Renunciar
a ello nos entristece; nos encontramos sin fuerzas, atrapados en esa vorágine
mundana; nos da vergüenza el qué dirán nuestros amigos y conocidos si
renunciamos a esos placeres.
Pero,
cuando dejamos de vivir los placeres de la carne, y le pedimos a Jesús que empiece
a ministrar en nuestras vidas, y que en su infinita misericordia comience a
procesarnos, a limpiarnos de todo aquello
que a El no le agrada y, seguidamente, nos enseñe a vivir en rectitud, en
obediencia y bajo su voluntad, aquí sí que empezamos a descubrir ¡la Voluntad de Dios!
Hermano(a),
fíjese lo que cuesta descubrirla, y mucho
más cuesta seguirla, mantenerse en ella.
Caminemos
en obediencia, en rectitud y, bajo la voluntad de nuestro padre, pidámosle al espíritu de Dios que nos guie.
Dios los bendiga, ¡¡la Honra y la Gloria sea de mi Señor!!
Aura Rosa
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