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viernes, 5 de abril de 2013

¿Cómo descubrir la voluntad de Dios?


SALMO  143:10

Muchas veces, Iglesia, creemos  estar haciendo bien las cosas,  sin tener en cuenta o, preguntarnos, si es la voluntad de Dios. Decimos estar seguros de lo que hacemos, pero se nos hace difícil dejar las ligaduras que nos rodean, seguir a Cristo, y hacer la voluntad de Dios. (Romanos 12:2).


A la Iglesia, a muchos de nosotros, lamentablemente, nos cuesta trabajo hacer la voluntad de Dios; seguirla; aceptarla como cristianos y, es que cuando ya eres conocedor del evangelio, cuando ya estás en los caminos del Señor, debes contar con la gracia.  Ya no es nuestra voluntad, si no la de nuestro Padre Celestial. Recordemos que  Jesús, su hijo, le dijo: ”hágase tu voluntad”

Pero, humanamente, no lo vemos de esa manera. Entonces empezamos a probar al Señor de mil formas, de mil maneras. ¡Ah!, pero cuando vemos que realmente es así como El quiere, nos quedamos firmes, ¿verdad iglesia? (1 Juan 5:14).

¿A quién engañamos? ¡¡Pues a nosotros mismos!! Porque Dios quiere lo mejor para sus hijos, ya no debemos hacer lo que nos parezca, no Iglesia.  (Marcos, 3:35)

Al señor, a Dios, le agrada la obediencia, El se place en que seamos obedientes, que caminemos bajo su voluntad.

Leamos en el libro de los Salmos 143:10: “enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios, tu buen espíritu me guie a tierra de rectitud” Meditemos  en cada palabra de ese versículo. Como ese, hay muchos más en donde Dios nos hace ver, cual es la voluntad para cada uno de nosotros. Hermano(a), por eso muchas veces nos pasa lo que nos pasa, por desobedientes, porque  ¡¡cómo  nos cuesta trabajo aceptar!!

¿Sabes cómo descubrir la voluntad de Dios? Veamos  Romanos 13:8-14. Leemos perfectamente lo que dice su palabra pero, ¿realmente lo cumplimos? ¿Abandonar el viejo hombre, dejar de vivir bajo la carne?
Renunciar a ello nos entristece; nos encontramos sin fuerzas, atrapados en esa vorágine mundana; nos da vergüenza el qué dirán nuestros amigos y conocidos si renunciamos a esos placeres.

Pero, cuando dejamos de vivir los placeres de la carne, y le pedimos a Jesús que empiece a ministrar en nuestras vidas, y que en su infinita misericordia comience a procesarnos, a limpiarnos de todo aquello  que a El no le agrada y, seguidamente, nos enseñe a vivir en rectitud, en obediencia y bajo su voluntad, aquí sí que empezamos a descubrir ¡la Voluntad de Dios!

Hermano(a), fíjese lo que  cuesta descubrirla, y mucho más cuesta seguirla, mantenerse en ella. 

Caminemos en obediencia, en rectitud y, bajo la voluntad de nuestro padre, pidámosle  al espíritu de Dios que nos guie.

Dios los bendiga, ¡¡la Honra y la Gloria sea de mi Señor!!
Aura Rosa

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