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miércoles, 10 de abril de 2013

¡El Corazón del hombre!


 1 Samuel 16:7

Quiero empezar este tema con un refrán que existe en el mundo: ”Ojos vemos, corazones no sabemos”. Y tiene mucho de  cierto, pero en la biblia, se especifica más claro, más profundo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jeremías 17 9:10). Démosle la gloria a El, hermanos. ¡Amén!

Seamos personas dignas de tener un corazón sincero, sin
malicia, sin engaño; un corazón integro, temeroso, pero, realmente, ¿Cómo es el corazón del hombre? Vemos personas con un corazón lleno de odio, resentimiento, envidia, duros de corazón. Estamos en tiempos, en los que no nos importa que nuestro prójimo esté necesitado. Tiempos plagados de personas con corazones duros, llenos de injusticias: “Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.”(Isaías 46:12



Lo podemos ver también, cuando Jehová sacó el pueblo de Egipto, y anduvieron en el desierto por 4o años, ¿qué fue lo primero que hicieron cuando se vieron sin las comodidades, sin alimentos, sin agua? ¡Endurecer sus corazones¡ “No endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto” (Hebreos 3:8

¿Cuál fue la razón? Le dieron lugar a la murmuración, a la crítica, a la lamentación. Hasta tal punto de llegar a renegar de Dios. A Dios no se le puede engañar, tenemos claro que Él nos examina, solo Él puede mirar más allá, solo El ve lo que nosotros no vemos. ¡El es El Único! (Deuteronomio 4:39). 

El corazón del hombre solo habla amargura, tristeza, se mantiene decepcionado. Fijémonos en una persona deprimida ¿cómo anda?: ¡aburrida!, con una depresión única. ¿Qué decir de una persona que no tiene temor de dios? Sus conversaciones no edifican, no alimentan no son refrescantes. 

Igualmente les digo a mis hermanos, que muchas veces tenemos conversaciones que no nos alimentan, y, sin embargo, les damos lugar en nuestros corazones, y le damos lugar y se nos queda ahí, y la vamos maquinando, y la cultivamos en nuestros corazones. No seamos como el in-converso, no lo imitemos. Ellos no tienen temor de dios ni conocimiento. (Salmos 14:1

Al in-converso le cuesta abrirle el corazón a Dios, es rebelde, y le es difícil sincerársele pero, ¿cuál es el motivo por el que le cuesta tanto hacerlo? (Proverbios 3:5). Le es más fácil creer en sus propias fuerzas, en sus propios sentimientos, en su propio corazón. (Proverbios 4:2o-22) De igual manera, muchas veces hay cristianos que vienen a la Iglesia, y no le abren completamente el corazón a Dios, no le son totalmente sinceros. Y en su enorme ignorancia, creen que están engañando, burlándose de Dios. 

Ahora, ¿Porque al in-converso y, perdonen mi comparación, a ciertos creyentes, les cuesta tanto humillarse de corazón a Dios? ¿Cuál será el miedo que tienen? ¿Es tan difícil llegar a los pies de Cristo con un corazón humilde, y decirle: “Heme aquí mi Dios, límpiame, haz de mi un hombre digno de ti, saca todo aquello que me está haciendo daño” 

El hombre es culpable de tener un corazón de piedra, y muchas veces recibe l0 que retiene su corazón, sus obras no son confiables. 

Recuerde que el corazón del hombre es engañoso, miente, es infiel a sí mismo; recibe su propia justicia, y hasta llega a vanagloriarse el mismo; tiene pensamientos y deseos impuros. Para si mismo dice, y cree, estar haciendo bien sus caminos (Proverbios 16:25). 

Llegamos a tener una mente enferma y miserable. Llegamos a tener un vacío tan hondo y tan grande, como la suma de las simas más profundas del fondo del mar. (Mateo 12:34-35

Solo Cristo cambia, restaura, transforma y limpia. Solo El quita ese corazón de piedra, esas obras de las cuales está invadida nuestras mentes. 

Solo Cristo puede darte una mente nueva y reluciente. Solo El escudriña nuestros más íntimos pensamientos. (Salmos 139:1-3). 

¿Qué estás esperando para que cristo haga de ti un hombre, mujer nuevo(a)? ¿Para que Él sea el centro de tu corazón? ¿De que solo Él tenga el dominio propio de tu vida, de tu mente? 

Empieza por desechar todo aquello que te impide tener una buena comunión con Cristo, y verás que:
  • Solo Dios, te rescatará del hoyo de tu vida
  • Solo Dios, te coronará de favores y de misericordias
  • Solo Dios, te saciará de bien tu boca 
Nunca dejes pasar la oportunidad de que solo Dios, puede hacerte el hombre, la mujer, feliz que tú deseas. A Dios le agradó cuando su siervo Samuel le pidió un corazón entendido (1 Reyes 3:6-1). Pídele a Dios que te conceda la petición de tu corazón 

¡Dios les bendiga a Él sea la Gloria! 

Aura Rosa

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